miércoles, 19 de febrero de 2014

Generación del 27, de la República, del exilio

1. Generación del 27: Tradición y vanguardia

Un grupo de poetas jóvenes, muchos de ellos andaluces, se crían juntos en grupos de lectura, revistas (Revista de Occidente, Litoral), editoriales (a cargo de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre). Además, comparten formación en la Universidad de Sevilla, donde enseñaba Pedro Salinas, y casa en la Residencia de Estudiantes.
Investigan sobre la tradición literaria, rescatan los cancioneros populares y, a la vez, defienden la obra del Góngora, el poeta más barroco del Siglo de Oro, frente a sus detractores. Entran en contacto con las vanguardias artísticas e incluso promueven algunas, como el ultraísmo (Gerardo Diego).
Durante ese periodo de gestación se publican obras grandes, como Marinero en tierra de Rafael Alberti y el Romancero gitano de Federico García Lorca.


El mar. La mar.
El mar !Solo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

Rafael Alberti, Marinero en tierra



2. Generación de la República: Crítica y esperanza de otro mundo

Lorca se marcha con una beca a Nueva York, donde coincide en el tiempo con la gran crisis económica de 1929 (el "crack"). Durante ese tiempo compone su obra Poeta en Nueva York, a la que pertenece el siguiente poema:




LA AURORA

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre. 
Federico García Lorca, Poeta en Nueva York (1929-30)
Todos los poetas de la generación apoyan el advenimiento de la II República en 1931. Se comprometen en obras culturales, como las giras de la compañía de teatro universitario La Barraca, o en partidos políticos (socialista, comunista). Escriben en libertad. Inventan de nuevo el amor.

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».


Pedro Salinas, Versos 429 a 451, La voz a ti debida (1933)

3. Generación del exilio

Lorca es asesinado un mes después que se produjera el golpe militar del 18 de julio de 1936: la Guardia Civil lo sacó de la casa de Luis Rosales (otro poeta granadino, un poco más joven, falangista) y, de una u otra forma, lo hicieron desaparecer. Todavía no se ha encontrado su cuerpo.

Durante la Guerra Civil se exilian Pedro Salinas y Jorge Guillén. Al terminar, escapan la mayoría de los demás para no ser capturados y muertos, en dirección a Francia y, poco después, a América: México, Argentina, USA, etc.



LA PALOMA

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)

Rafael Alberti, Entre el clavel y la espada (1945)

Hay poetas que escriben su obra más madura en el exilio. Es el caso de Luis Cernuda, sevillano, quien se convierte en el más admirado de todos al cabo de veinte años, entre los jóvenes poetas que comienzan a escribir bajo el régimen franquista.

CONTIGO

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
Luis Cernuda, Con las horas contadas (1950-1956)

PEREGRINO

¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Luis Cernuda, Desolación de la quimera (1961)


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